viernes, abril 13, 2007

Generación de calor

Una de las cosas que apunta derechamente a mi desmotivación para estudiar tiene una explicación bastante compleja. Sucede que vengo trabajando jornada completa hace por lo menos 5 años, quizás un poco más. Me (mal) acostumbré a producir, algo genero aparte de contaminación mental. Y me gusta generar cosas, hacer cosas, PRODUCIR.

En clases pasa algo absolutamente opuesto, que se traduce en la generación de calor. Es cierto, supuestamente uno va a absorber conocimiento,que en el futuro se canalizará en nuestra experiencia y experticia en las materias tratadas. Lamentablemente, al menos en mi caso, salvo las escasas oportunidades donde puedo formalizar algo, o profundizar en cierto tema, el resto del tiempo es volver a ver cosas ya conocidas. Me pasa por haber hecho muchas cosas distintas y estar en continuo movimiento intelectual.

Finalmente todo se termina traduciendo en la generación de calor:
  • Me siento en una silla, y el roce del lapiz con el papel produce calor.
  • Mi trasero sobre la silla produce calor.
  • Mi respiración produce calor.
  • Gastarme en discutir con los profesores y/o ayudantes genera calor.
  • Gastarme en entender las barbaridades que pretende enseñar el interlocutor de turno, genera calor.

En el fondo estoy pagando por un espacio para generar calor. Y todo por dejar tranquilo a un segmento de MI universo con un pedazo de cartón que acredita formalmente que sirvo para loque digo que sirvo.
Un pedazo de cartón al que si le prendo fuego también va a generar calor.

El discurso de que ese cartón es necesario en algunas actividades (constructores civiles, dentistas, médicos, abogados) lo tengo más que claro, sin embargo en mi caso, e imagino que en el de muchos más entre quienes lidiamos con tecnología, nos medimos por lo que hemos hecho más que por el equivalente de nuestro peso en papel.

1 comentario:

Horacio dijo...

La verdad es que yo cada día me estoy aburriendo del "proceso-de-certificación-de-manejo-de-determinados-conocimientos", porque veo frente a mis ojos como el papel no vale nada a la hora de trabajar por este lado de la trinchera.

Un abrazo.