Ha sido un fin de semana de locos, por un lado todo lo que fue la entrega del departamento, la revisión de los detalles, el empear a tomar conciencia real de lo que significa tener una casa propia, y haber materializado de esa manera la independencia. Ya era hora de abandonar el nido.
El viernes llego mi polola, y debo reconocer que a pesar de su caracter explosivo, no se como me las habría arreglado sin ella. Entre ella, su mamá y su tía literalmente se encargaron de equipar la cocina. Por otro lado la semana pasada ya nos habíamos encargado de comprar un refrigerador y una cama blandita, así que el sábado empezaba la locura del cambio.
Por una cosa de sentido práctico decidí que ese mismo viernes al menos nos llevabamos el computador y el escritorio de manera que si los personajes de aquella empresa de televisión por cable, internet y receintemente telefonía, decidían llegar temprano (cosa que hubiera resultado muy inusual) tuvieran todo con que probar. La idea fue solamente conceptualmente buena ya que entre mi mamá, extremadamente celosa de su hijo único y mi pareja, se respiraba un karma
que derribaba bosques. El desajuste energético obviamente gatilló una catástrofe no tan menor, una punta del escritorio rompió uno de los cubre parlantes del auto, lo que terminó de caldear los ánimos. Mandamos a mi mamá a la casa y decidimos pasar la noche en el suelo del nuevo departamento, una primera noche de descanso.
Al día siguiente debíamos esperar la cama y el refrigerador. Poco a poco el departamento fue tomando forma, pero faltaba limpiar, un comedor (ni siquiera había sillas donde sentarse) y en definitiva todo el resto de las cosas. Internet, TV cable y teléfono fueron lo último en instalarse.
El domingo nos juntamos con mi papá, quien decidió regalarnos el comedor de mi fallecida abuela, un comedor con mucha historia, claro que necesita algo de restauración, nada a lo que le haga asco, aunque va a demandar trabajo, tiempo y mucha paciencia. Fuimos y esperamos el camión que nos trasladó con la mesa. 1er destino el departamento de mi mamá de manera de poder empezar el traslado de algunas cosas, básicamente me interesaban las cajas de libros de la bodega (demasiado peso en términos de conocimiento) y la ropa de mi closet. Resumiendo un poco, aún estoy cansado, los closets del departamento no están del todo ordenados, y aún no me he terminado de traer ni la mitad de las cosas que no estaban en el closet de mi antigua habitación.
Y ahora estoy en las dependencias subterráneas de una empresa latina de Norte América que se dedica a hacer las de un discutido ISP y abastecer de telefonía. Así es la vida del artista :P a ver si me animo a sacar algunas fotos.
El viernes llego mi polola, y debo reconocer que a pesar de su caracter explosivo, no se como me las habría arreglado sin ella. Entre ella, su mamá y su tía literalmente se encargaron de equipar la cocina. Por otro lado la semana pasada ya nos habíamos encargado de comprar un refrigerador y una cama blandita, así que el sábado empezaba la locura del cambio.
Por una cosa de sentido práctico decidí que ese mismo viernes al menos nos llevabamos el computador y el escritorio de manera que si los personajes de aquella empresa de televisión por cable, internet y receintemente telefonía, decidían llegar temprano (cosa que hubiera resultado muy inusual) tuvieran todo con que probar. La idea fue solamente conceptualmente buena ya que entre mi mamá, extremadamente celosa de su hijo único y mi pareja, se respiraba un karma
que derribaba bosques. El desajuste energético obviamente gatilló una catástrofe no tan menor, una punta del escritorio rompió uno de los cubre parlantes del auto, lo que terminó de caldear los ánimos. Mandamos a mi mamá a la casa y decidimos pasar la noche en el suelo del nuevo departamento, una primera noche de descanso.
Al día siguiente debíamos esperar la cama y el refrigerador. Poco a poco el departamento fue tomando forma, pero faltaba limpiar, un comedor (ni siquiera había sillas donde sentarse) y en definitiva todo el resto de las cosas. Internet, TV cable y teléfono fueron lo último en instalarse.
El domingo nos juntamos con mi papá, quien decidió regalarnos el comedor de mi fallecida abuela, un comedor con mucha historia, claro que necesita algo de restauración, nada a lo que le haga asco, aunque va a demandar trabajo, tiempo y mucha paciencia. Fuimos y esperamos el camión que nos trasladó con la mesa. 1er destino el departamento de mi mamá de manera de poder empezar el traslado de algunas cosas, básicamente me interesaban las cajas de libros de la bodega (demasiado peso en términos de conocimiento) y la ropa de mi closet. Resumiendo un poco, aún estoy cansado, los closets del departamento no están del todo ordenados, y aún no me he terminado de traer ni la mitad de las cosas que no estaban en el closet de mi antigua habitación.
Y ahora estoy en las dependencias subterráneas de una empresa latina de Norte América que se dedica a hacer las de un discutido ISP y abastecer de telefonía. Así es la vida del artista :P a ver si me animo a sacar algunas fotos.