Hace días que muchos lectores manifiestan su malestar respecto a los ciclistas que circulan en las veredas. Yo soy ciclista, eléctrico pero ciclista, y por voluntad propia he decidido arriesgarme y circular por las calles, y no por las escasas, mal diseñadas y profundamente dañadas ciclovías de Santiago, menos por las veredas, donde nosotros
los ciclistas responsables somos sólo "forzosos invitados" (entre comillas).
Debo confesar que ha sido una tarea difícil, no excenta de "aventura", y afortunadamente creo haber sabido ganar unos 70 cm de pista para los 40 km de mi ruta diaria.
Bajo ningún concepto justifico a quienes circulan irresponsablemente por las veredas, menos a los colegas que van sin casco, sin reflectantes o, lo que es peor, con audífonos. Esto no exime de responsabilidad al peatón imprudente que cruza corriendo a mitad de cuadra, habiendo un paso de cebra a pocos metros, o que cruza con el semáforo en rojo. Tampoco busco excusar a los automovilistas que circulan sin cinturón de seguridad, a exceso de velocidad en vías urbanas, muchos quienes "olvidan" señalizar con 30 METROS DE ANTICIPACIÓN, quienes al parecer creen que uno es adivino para saber que van a doblar en las esquinas.
Ya que los tiempos en que podíamos culpar abierta y gratuitamente al gobierno por todos nuestros males pasaron de moda, mi conclusión personal es que la culpa es de la gente. Gente incapaz de coexistir con sus pares que han decidido optar por un medio de transporte distinto.
No llamo a moverse en un estado de alerta enfermizo. Llamo a circular con responsabilidad y conciencia de nuestro entorno, con respeto por nuestros prójimos, y dejar de culparnos o usarnos mutuamente para justificar nuestras faltas e imprudencias, sea como motorista, como peatón o como ciclista. Para muchos mi visión será utópica, para mi la
secreta esperanza de sentir que me muevo en una ciudad civilizada y no en una selva de animales salvajes.
José Ignacio Santa Cruz G.
Peatón y ciclista, eléctrico pero ciclista
Bajo ningún concepto justifico a quienes circulan irresponsablemente por las veredas, menos a los colegas que van sin casco, sin reflectantes o, lo que es peor, con audífonos. Esto no exime de responsabilidad al peatón imprudente que cruza corriendo a mitad de cuadra, habiendo un paso de cebra a pocos metros, o que cruza con el semáforo en rojo. Tampoco busco excusar a los automovilistas que circulan sin cinturón de seguridad, a exceso de velocidad en vías urbanas, muchos quienes "olvidan" señalizar con 30 METROS DE ANTICIPACIÓN, quienes al parecer creen que uno es adivino para saber que van a doblar en las esquinas.
Ya que los tiempos en que podíamos culpar abierta y gratuitamente al gobierno por todos nuestros males pasaron de moda, mi conclusión personal es que la culpa es de la gente. Gente incapaz de coexistir con sus pares que han decidido optar por un medio de transporte distinto.
- El problema no es de todos los ciclistas, sino de aquel que cree que puede circular en las veredas, esquivando peligrosamente a los peatones, o descuidadamente por las calles.
- El problema no es de todos los automovilistas/motoristas, sino de aquel que se cree dueño y señor exclusivo de las calles, ¡pobre de aquél que tenga la osadía de entrar a sus dominios!
- El problema no es de todos los peatones, sino de aquellos que deambulan distraídos por la ciudad, pensando que no están expuestos a ningún riesgo.
- El problema es de todos nosotros, los que nos consideramos peatones, ciclistas o automovilistas responsables, que toleramos que pasen a llevar nuestros espacios, que no tenemos agallas para encarar o corregir al infractor. Total "no es mi problema".
¿Le digo algo? El problema es de todos, EL PROBLEMA ES DE LA GENTE.
No llamo a moverse en un estado de alerta enfermizo. Llamo a circular con responsabilidad y conciencia de nuestro entorno, con respeto por nuestros prójimos, y dejar de culparnos o usarnos mutuamente para justificar nuestras faltas e imprudencias, sea como motorista, como peatón o como ciclista. Para muchos mi visión será utópica, para mi la
secreta esperanza de sentir que me muevo en una ciudad civilizada y no en una selva de animales salvajes.
José Ignacio Santa Cruz G.
Peatón y ciclista, eléctrico pero ciclista
No hay comentarios.:
Publicar un comentario