"Con gran poder viene gran responsabilidad" Benjamin Parker (tío Ben), Spiderman
Las luchas de poder, si bién es cierto nos pueden generar algún tipo de aversión, nos han acompañado desde lo más remoto de nuestra existencia. Por ejemplo, entre los cachorros de perro, es el más fuerte/bravo el que come más. Similarmente en nuestra más temprana infancia es altamente probable que nos hayan justificado alguna decisión que ahora consideraríamos arbitraria con el sabio argumento
"¡¡Porqué soy tu padre/madre, y punto!!".
Una vez en una reunión de trabajo ví como quien lideraba la reunión hacía callar a uno de sus subditos subordinados, que obedeció con la cola entre las piernas,
"¡Silencio, estoy hablando YO!"
Claramente a pesar de sus jinetas y credenciales, tal personaje desconoce el buen manejo de las interrupciones.El tema clave es el respeto y la autoridad, una lucha de poder parece surgir cuando el líder de la manada tiene que hacerse escuchar, cuando se le vuelve una NECESIDAD demostrar que es ÉL efectivamente el líder de la manada. Es la necesidad de marcar el territorio,
"¡Aquí mando yo!"
Pero ¿es acaso el temor a perder el liderazgo lo que inicia las luchas de poder?
Probablemente lo sea, aunque en la mayoría de las situaciones es simplemente alimento para el ego, sobretodo en aquellos casos donde la autoridad y respeto NO son el producto ni del buen trato, ni del carisma, ni de la capacidad intelectual, ni de la admiración generada, ni de la meritocracia.
Probablemente lo sea, aunque en la mayoría de las situaciones es simplemente alimento para el ego, sobretodo en aquellos casos donde la autoridad y respeto NO son el producto ni del buen trato, ni del carisma, ni de la capacidad intelectual, ni de la admiración generada, ni de la meritocracia.
Y cuando elucubramos acerca del porque nos juzgan o crucifican, tenemos una tendencia a caer en darnos sobre-importancia. A ojos de estos supuestos líderes somos simplemente una insignificante hormiga más en el hormiguero, y no le darán mayores vueltas al asunto, al menos no tantas como nosotros.
Pero si la causa es justa y los argumentos son sólidos, los supuestos líderes DEBEN temer. El poder de estos "líderes", poder amparado sobre el miedo que muchos interpretan equivocadamente como respeto, ES FRÁGIL.
"Si vas a pelear ¡GANA!" Señor Miyagi, Karate Kid I
Puede que no ganemos todas las batallas que decidamos pelear, pero que eso no nos desaliente pués si decidimos entrar seriamente en una lucha de poder es porque sabemos que el adversario saldrá herido de gravedad. Claramente el concepto de guerra es figurativo, las mejores armas no son físicas sino intelectuales, argumentos sólidos que puedan derribar todo aquello con que nos quieran atacar.
Y sobre cada supuesto líder SIEMPRE hay un líder auténtico, quien será el aliado inesperado en este tipo de luchas de poder.
Las luchas de poder son como el ajedrez, el vencedor no es quien tiene las piezas más fuertes, sino quien ha sabido usar los recursos de los que dispone, el mejor estratega. Y salvo evidentes oportunidades, el vencedor no se puede determinarse hasta que se hayan jugado todas las piezas.
Sin importar la lucha que decidamos emprender, y sin importar el resultado, seremos referente y motivo de orgullo para nuestros aliados, por el sólo hecho de atreverse a enfrentar a aquél/aquellos a quien todos temen.
Si bien se lee como discurso anárquico, terrorista, contra autoridad y anti-sistémico, sentí la necesidad de escribirlo a modo de desahogo por un tema puntual que espero se resuelva de buena manera. No se puede pedir que quienes nos juzgan compartan nuestros criterios, pero no se trata de quien grita más fuerte o quien golpea más fuerte la mesa, se trata de lo justo bajo criterios y parámetros objetivos. Y para eso no vamos a gritar más fuerte, ni siquiera a gritar, sino simplemente a escoger a la REAL autoridad más adecuada para exponer el tema.
Original en: http://cronicasdelaisla.blogspot.com/
Puede que no ganemos todas las batallas que decidamos pelear, pero que eso no nos desaliente pués si decidimos entrar seriamente en una lucha de poder es porque sabemos que el adversario saldrá herido de gravedad. Claramente el concepto de guerra es figurativo, las mejores armas no son físicas sino intelectuales, argumentos sólidos que puedan derribar todo aquello con que nos quieran atacar.
Y sobre cada supuesto líder SIEMPRE hay un líder auténtico, quien será el aliado inesperado en este tipo de luchas de poder.
Las luchas de poder son como el ajedrez, el vencedor no es quien tiene las piezas más fuertes, sino quien ha sabido usar los recursos de los que dispone, el mejor estratega. Y salvo evidentes oportunidades, el vencedor no se puede determinarse hasta que se hayan jugado todas las piezas.
Sin importar la lucha que decidamos emprender, y sin importar el resultado, seremos referente y motivo de orgullo para nuestros aliados, por el sólo hecho de atreverse a enfrentar a aquél/aquellos a quien todos temen.
Si bien se lee como discurso anárquico, terrorista, contra autoridad y anti-sistémico, sentí la necesidad de escribirlo a modo de desahogo por un tema puntual que espero se resuelva de buena manera. No se puede pedir que quienes nos juzgan compartan nuestros criterios, pero no se trata de quien grita más fuerte o quien golpea más fuerte la mesa, se trata de lo justo bajo criterios y parámetros objetivos. Y para eso no vamos a gritar más fuerte, ni siquiera a gritar, sino simplemente a escoger a la REAL autoridad más adecuada para exponer el tema.
Original en: http://cronicasdelaisla.blogspot.com/
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