Triste fama nos hemos hecho los chilenos en el extranjero, basta recordar los episodios en Europa donde han puesto incluso avisos del tipo: "Si ven a un chileno robando, no hagan nada. Ellos son así." Atrás quedan los logros que se puedan conseguir internacionalmente, el estigma; y ni siquiera el estigma del latino americano, sino derechamente del chileno; nos persigue.
Mi viaje a Mendoza no estuvo exento de este estereotipo.
Primero en el Hotel.
Mis presunciones (y me disculpan si meto a inocentes en el saco): Familia chilena medio, con un suculento crédito de vacaciones, mucho plástico. "Estamos pagando pos oye, así que tenemos derecho a hacer lo que se nos plazca."
Muy bien caballero. Pero hay una cosa que se llaman buenos modales, que rigen aquí y en "la quebrada del ají". Ni a mi ni a mi pareja nos interesa saber si salieron o no del baño, tampoco nos interesa enterarnos que están viendo el clima en el canal nacional (que se transmite por TV Cable). Irónico ya que en Chile, es el único canal que NO ven...
La lamentable solución fue hacer el reclamo en la recepción del hotel. Objetivamente vergonzoso el hecho que a los chilenos se los conozca precisamente por este tipo de actitudes. No lo justifico, pero no queda otra que admitirlo en especies como la italiana, española, más cercana a nuestra especie, la brasileña, o los mismos argentinos quienes son histriónicos y gritones por naturaleza.
Finalmente les cuento como identificar a un chileno de entre 18 y 23 años, en los países vecinos (probablemente no aplique en las zonas del planeta de donde fue copiada la moda, y las especies nativas tengan esa apariencia). Camina ancho (como camión con acoplado), independiente sea o no sea robusto, anda con los pantalones (bermudas de moda) a medio culo, un gorro tipo guerrillero, una polera con la bandera/escudo/nomnbre de la localidad que visitan y zapatillas de lona.
También da gusto cuando a uno lo miran con asombro cuando se dan cuenta que uno es chileno, probablemente de las escasas excepciones a la regla. Así que estimado lector, hágase un favor y trate de ser una de las excepciones, que cada vez quedamos menos.
De esto no hay fotos, pero voy a ponerles una de otros animalitos que vimos por allá. (Para variar, adivinen, les debo la foto).
Mi viaje a Mendoza no estuvo exento de este estereotipo.
Primero en el Hotel.
Mis presunciones (y me disculpan si meto a inocentes en el saco): Familia chilena medio, con un suculento crédito de vacaciones, mucho plástico. "Estamos pagando pos oye, así que tenemos derecho a hacer lo que se nos plazca."
Muy bien caballero. Pero hay una cosa que se llaman buenos modales, que rigen aquí y en "la quebrada del ají". Ni a mi ni a mi pareja nos interesa saber si salieron o no del baño, tampoco nos interesa enterarnos que están viendo el clima en el canal nacional (que se transmite por TV Cable). Irónico ya que en Chile, es el único canal que NO ven...
La lamentable solución fue hacer el reclamo en la recepción del hotel. Objetivamente vergonzoso el hecho que a los chilenos se los conozca precisamente por este tipo de actitudes. No lo justifico, pero no queda otra que admitirlo en especies como la italiana, española, más cercana a nuestra especie, la brasileña, o los mismos argentinos quienes son histriónicos y gritones por naturaleza.
Finalmente les cuento como identificar a un chileno de entre 18 y 23 años, en los países vecinos (probablemente no aplique en las zonas del planeta de donde fue copiada la moda, y las especies nativas tengan esa apariencia). Camina ancho (como camión con acoplado), independiente sea o no sea robusto, anda con los pantalones (bermudas de moda) a medio culo, un gorro tipo guerrillero, una polera con la bandera/escudo/nomnbre de la localidad que visitan y zapatillas de lona.
También da gusto cuando a uno lo miran con asombro cuando se dan cuenta que uno es chileno, probablemente de las escasas excepciones a la regla. Así que estimado lector, hágase un favor y trate de ser una de las excepciones, que cada vez quedamos menos.
De esto no hay fotos, pero voy a ponerles una de otros animalitos que vimos por allá. (Para variar, adivinen, les debo la foto).
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