Este artículo va a bordear un área que no me gusta, que es la autoayuda, pero sinceramente, por mucho que no me guste, en momentos de dificultad si uno mismo no empieza por ayudarse es muy difícil salir a flote. Y lo quiero intentar enfocar desde las 2 perspectivas, del que necesita un soporte adicional, y del que quiere brindar ese soporte.
El necesario contexto
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De uno de los viajes a Punta Arenas |
Hace un año y algunos meses atrás, mi esposa aceptó una oportunidad laboral en la ciudad más austral de Chile, Punta Arenas. Era una buena oportunidad, pero significaba alejarnos en principio por 2 meses, lo que terminó alargándose por más de un año. Allá fue arrendar una casa, amoblarla, y tratar de organizarnos para vernos regularmente, fuera viajando yo o viajando ella a Santiago. Por acá fue quedarme solo con los perros, cuidando la casa, en modo "hombre soltero sobreviviendo", y no porque me haya desbandado y tenido juerga todas las semanas. Ambos debimos lidiar con la distancia, la soledad, y la ansiedad.
Los que me conocen saben que soy una persona tímida, poco social, y normalmente silenciosa. Aparte que mi formación (y quizás debiera decir deformación) académica terminó desarrollando cierta rigurosidad en mis rutinas. Así y todo, hablar con uno mismo o con mis perros no suple un entorno que normalmente no era silencioso.
Y bueno, las cosas no se dieron en Punta Arenas, la estadía allá se volvió compleja, y finalmente por un tema de sanidad mental, mi esposa decidió regresar a Santiago. Esa es otra larga historia, pero el detalle ni siquiera amerita comentarlo. No fue simple, pero por fortuna recibimos apoyo incluso desde donde no lo hubiéramos pensado.
Ahora vienen otros desafíos, entre ellos re-acostumbrarme a mi habitual instrumento de caos (mi esposa), e integrar a un nuevo instrumento de caos a la manada, Emma, la gatita Tubby.
El errado concepto social de "ser fuerte"
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¿En serio esto es la fortaleza que queremos reflejar? |
Socialmente, y aquí tristemente debo generalizar, nos han convencido que ser fuerte es poco menos ser un super-héroe (o super-heroína) que puede enfrentar todas las dificultades que se atraviesen por nuestros caminos.
- ¿Mostrar tus sentimientos? Eso es de niñitas (más si eres un hombre).
- ¿Llorar? olvídalo, ¡eres fuerte! que no se te olvide.
- ¿Pedir ayuda? ¡Hey! tus problemas son tuyos, no tienes porqué ventilarlos al resto. La gente tiene sus propios problemas.
Y así con hablar, pedir consuelo, buscar apoyo, distraerte. La sociedad se ha encargado de demonizar todo aquello que nos puede servir para salir de un hoyo. Más que brindarte una mano, pareciera que tu credibilidad como persona fuerte la redujeran a que tan autosuficiente eres para poder enfrentar tus problemas. Y la verdad es otra.
A veces estamos tan cagados que tenemos que pedir ayuda; voy a volver a esto después. Pensemos en los ciegos, ¿ustedes creen que andan de a 2 por gusto? Es una cosa de apoyarse. Puede que estes mal, pero al momento de estar hundiéndote, los verdaderos amigos te van a empujar a patalear para salir a flote. Y va a dar lo mismo que tus amigos tengan sus propios temas que resolver.
Vamos por parte (como dijo Jack...)
Estoy mal ¿qué hago?
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Estar mal tiene más de una cara... |
Y esto no es una receta, ni tampoco creo que alguien que efectivamente esté mal lo lea como guía de esperanza.
Uno se ciega, los problemas te abruman, se vuelven gigantes. ¿Cómo los enfrentas? Yo no conocía la ansiedad, no sabía lo que era despertar de madrugada con el cerebro a mil, pensando en todos los posibles escenarios. La soledad... un fantasma que, cuando aparece, se niega a abandonarte; y puede ser porque estás solo, como fue mi caso, o porque te sientes solo a pesar de estar "acompañado". Olvídate mezclar los 2 casos, ahí si que estamos lidiando con algo grande.
Lo 1ero es liberarse, al menos en lo que uno puede. Si quieres llorar LLORA, si quieres gritar GRITA (sirve ponerse una almohada para ahogar un poco el grito porque no sería chiste que llegara carabineros por un weón gritando como loco). Si quieres golpear algo HAZLO, ojalá no sea ningún ser vivo, ni te hagas daño en el proceso. Ideal un saco de boxeo o similar. Sino intenta convertir tu rabia y frustración en energía, haz deporte o gimnasia, genera endorfinas.
Yo me compré una remadora, y aparte de servirme para intentar adornar mis huesitos con un poco más de masa muscular (porque soy muy flaco), me ha servido para apaciguar mi ansiedad.
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Si envidian mi físico que sólo sean mis piernas 😉 |
Si quieres pensar, aquí hay que ser más cuidadoso, y de nuevo hablo (más bien escribo, ustedes entienden...) desde mi propia experiencia, camina, ojalá tranquilo, sin música (créanme, hay canciones que son como lanzarse al mar con un ancla, y sin darte cuenta les pusiste atención a la letra por 1era vez). Camina y ponte en otros zapatos, no los tuyos, trata de mirar el problema desde afuera. No digo que sea fácil, yo incluso llegué a preguntarle a ChatGPT respecto a un análisis objetivo de la situación, y después de finalmente entender el punto de vista OBJETIVO me percaté de cuanto no me estaba dando cuenta precisamente por ver el asunto desde adentro.
Si, estoy más que claro que no todos los problemas que nos afligen son sencillos de enfocar así, pero vale la pena darle una vuelta. Ojo que no hablo de solucionar los problemas, sino darles otro enfoque.
Una mano lava la otra, las dos lavan la cara
Uno tiende a no darse cuenta de esto, ¡uno tiene más gente que se preocupa sinceramente por uno que lo que uno mismo cree! En serio. Ya sean tus seres más queridos, amigos con quienes te comunicas vía mensajes todos los días, personas que sabes que están ahí, a un mensaje o una llamada de distancia. Personas que van a saber regalarte minutos de sus vidas para escucharte. En el absoluto peor de los casos te van a decir "Hablamos luego porque ahora inmediatamente no puedo", y te van a cumplir. Y muchas veces estas personas van a saber estar ahí, incluso si tienen sus propios temas que resolver. Nuestras redes de apoyo son más fuertes y sólidas de lo que creemos, pero tenemos que convencernos de eso.
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Mensaje claro... ¡ayúdame! |
Pero si temes gritar por auxilio por miedo a despertar a los que duermen alrededor nadie va a saber que necesitas ayuda o apoyo. Pedir ayuda no es malo, recurrir a tus redes de apoyo no es malo.
Siempre hemos sabido en quienes si podemos confiar, y también tenemos que tener claro que en el rol opuesto no podemos traicionar esa confianza que nuestros amigos depositan en nosotros. Si necesitan ayuda, ¡pidan ayuda! Pedir ayuda no te hace menos fuerte sino todo lo contrario, te permite llevar a cuestas cargas más pesadas.
Y si te ofrecen ayuda ¡acéptala! OK, a menos que sepas o te olfatees que esa ayuda finalmente no te va a salir gratis (porque no es sincera), pero en serio, acéptala si sabes que viene de alguien que realmente se está preocupando porque estés bien. Si ya se dieron cuenta que necesitas ayuda y te ofrecen su apoyo es porque de verdad te quieren ayudar. No los empujes hacia un lado, si alguien te ofrece ayuda sin que se la pidas es porque están viendo que no estas siendo capaz de salir a flote sin que se lancen al agua contigo para empujarte hacia arriba, o sin lanzarte un cubo de plumavit para que puedas afirmarte y flotar. Aprendamos a recibir un abrazo y disfrutar de su refugio. Muchas veces algo tan simple como un abrazo o una caricia nos llena más que cualquier otra cosa.
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A veces lo único que necesitas es un abrazo, a veces 2... |
Parte de las cosas sorprendentes es cuando finalmente miras a tu alrededor y encuentras apoyo en quienes no esperabas. Nos pasó en todo lo relacionado al regreso desde Punta Arenas. En un momento nos dimos cuenta de las muchas manos que estaban dispuestas a ayudar en el proceso de retorno. Y fueron manos sinceras que se ofrecieron sin que necesariamente se los pidiéramos.
Ahora si somos nosotros los que vamos a hacer de soporte, no se nos puede olvidar algo, y pucha que cuesta. Como soporte sólo debemos sostener, apoyar. No nos corresponde emitir opiniones, ni validar, ni juzgar, ni comentar. "Escuchamos, pero no juzgamos", y si, sabemos que esa es la mentira más grande del universo, porque inevitablemente, como parte de la naturaleza humana SI juzgamos. Pero quedémonos piola, guardemos nuestros juicios para la almohada, como pensamientos internos. A quien estamos ayudando no necesita comparaciones, ni que les digan que está bien o que está mal. Si no puedes dar una palabra de apoyo neutra, mejor guardar silencio. Si no tienes palabras, es por que no son necesarias
Gracias, puedo equivocarme solo
Debo reiterar este punto. A menos que EXPRESAMENTE te pidan consejo u opinión, uno no debe dar ni consejo ni opinión. Acuérdense de la mentira "Escuchamos pero no juzgamos". Nos va a pasar que nuestros amigos a quienes apoyamos, simplemente necesitan apoyo y sería.
Cuando pasamos por una situación complicada, que compromete nuestra fortaleza interior, muchas veces vamos a estar tan empoderados con nuestra posición que vamos a querer tomar ciertas decisiones. Da lo mismo que tipo de decisiones sean, el tiempo sabrá decir si fueron acertadas o no. Lo importante es que si las tomamos con la cabeza fría son nuestras decisiones, y lo que sea que decidamos va a ser lo mejor que podamos decidir en ese momento.
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El Estigia... |
El precio a pagar por nuestras decisiones se verá después, pero tenemos que tener claro también que, independiente de nuestra decisión, ese precio es alto, sobretodo si decidimos caminar solos. La moneda de intercambio para cruzar el Estigia no es barata, ¿podemos asumir ese costo sin caernos de la barca y hundirnos? ¿estamos dispuestos a reconocer que no podemos hacer el viaje solos, o a admitir que alguien nos acompañe en nuestro viaje? ¿nos sabremos apoyar en aquellos que decidan ir con nosotros?
¿Ayuda profesional?
Aquí entramos a zonas agrestes. Cuando te convences del concepto de fortaleza socialmente aceptable (y habitualmente errado), te crees ese cuento que puedes salir adelante solo. Sin terapia, sin sicólogo, sin medicamentos. Y es un a veces si, pero también un a veces no.
Los profesionales del área tienen estudios en el tema, son expertos en estas materias, y día a día atienden a weones más cagados que uno. Saben. Y uno, que ve el pastel desde la miga hacia afuera, tiende a cegarse frente a eso. Decir "No creo en la terapia", es completamente válido, pero es casi como decir que no te gustan los champiñones salteados cuando nunca los has probado.
Qué tan fuerte somos
Debe quedarnos claro que podemos estar pasando por una situación extremadamente compleja, de la que podemos salir heridos y rotos por dentro, en un mejor caso solamente desgastados, con el espíritu cansado como digo yo. Puede que nos veamos afectados en más de un sentido, sea económico, personal, social, familiar, que haya mil sacrificios que tenemos que hacer, que haya que enfrentar demonios que desconocíamos, o incluso aquellos demonios conocidos. Nadie dice que el camino hacia la luz al final del túnel sea sencillo.
Sin embargo, pensemos una cosa, ya nos paramos una vez, podemos pararnos de nuevo. "Ser como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie". Tenemos que convencernos que somos fuertes, somos valientes, estamos haciendo cara a la adversidad, enfrentamos las dificultades, aguantamos los golpes que nos dan, seguimos en pie. Somos tan testarudos que no nos dejamos caer, encontramos fuerza interior, encontramos fuerza en todos quienes nos apoyan, y no por ser mártires, sino simplemente porque hay escollos más grandes que superar. Caerse va a doler, sin duda, pero preguntémonos ¿qué nos hace luchar cada día? ¿qué nos motiva? ¿qué nos impulsa a seguir? y aferrémosnos a eso.
Unos amigos me dijeron que hay que convencernos que si estamos de pie frente a la adversidad somos la raja, la creme de la creme, los weones más pro del mundo mundial. Y los weones la raja sólo merecen weas la raja. La pregunta nunca es ¿porqué? o ¿porqué a mi?, no hay pregunta, hay o más bien debe ser una aseveración "No me lo merezco", y no nos lo merecemos porque somos la raja. Así de simple. Un weón la raja no merece weas pencas.
Podremos llorar, sentir pena y dolor, estar heridos, pero mientras tengamos fuerzas nos podemos poner de pie. Hace algunos años un amigo español me decía "España está tan mal económicamente que no puede caer más bajo. Llegamos a un punto tan abajo que ya no se puede seguir bajando y sólo queda subir".
Si nos hemos caído, más abajo del suelo no vamos a bajar, y al levantarse, de ahí hacia arriba no hay límites.
Somos más fuertes de lo que nos quieren convencer. Sólo tenemos que creerlo nosotros mismos.
Y de seguro va a tocar que en un futuro yo voy a estar nuevamente abajo, y voy a volver sobre este escrito, que espero envejezca bien.
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